lunes, 14 de noviembre de 2011

Historia del SIDA, Origen y La Revolución Sexual



            Millones de personas en todo el mundo son ya portadoras del virus del síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, Calificado sin ningún sensacionalismo como la peste del siglo XX. La epidemia ya no es una cosa de homosexualidad y drogadicción, un castigo divino como lo han querido presentar en tantas ocasiones equivocadamente.

            La peste del siglo XX (el sida) se ha convertido en un problema político, es además  un gran negocio que mueve miles de millones de dólares. Las multinacionales farmacéuticas lo tienen claro y compiten.

            En la calle suceden los primeros de histeria popular, suicidios, marginación… El origen de este virus no se conoce todavía. Se especula entre las posibilidades de que haya sido creado en un laboratorio, en la guerra biológica desatada entre las dos grandes potencias o que tenga un origen africano de difícil explicación. 

Una de estas teorías plantea que el VIH proviene de la sangre de chimpancés cazados por seres humanos y que se transmitió al hombre a principios de siglo. Esta teoría, publicada en febrero de 1998 ganó un amplio consenso entre numerosos científicos.

            Hay quienes dicen que  Cristóbal Colón es el culpable. Si éste es el caso, sus marineros quizás hayan llevado del Nuevo Mundo algo más que adornos de oro y cuentos increíbles. Puede que en sus cuerpo hayan yacidos las semillas de una plaga.

            Pero no todos los investigadores aceptan esta teoría. Algunos afirman que dicha plaga es casi “tan antigua como el hombre mismo”.  Dicen que se encuentran vestigios de ella en las momias de Egipto. Ciertos escritos antiguos  parecen describir los síntomas de ella gráficamente. Además ellos preguntan: ¿Cómo podían tan pocos marineros haber infectado a tantas otras personas?

            Así, el origen de la plaga es materia de controversia erudita y, tal vez, siempre sea un misterio. Pero, queda clara, otra cosa: hacia fines del siglo XV poco después del regreso de Colón apareció  repentinamente una plaga  en Europa y se expandió como el fuego en un bosque. Miles, quizás millones de personas murieron. Además, en medio del pánico resultante, víctimas de la plaga fueron desterradas, puestos en cuarentenas, ahorcadas y hasta ahogadas.

            No es de sorprender que las naciones angustiadas se hayan turnado en echar la culpa, las unas a las otras. Dicen el escritor Louis Lasagna: “Los ingleses y los turcos la llamaron la enfermedad francesa; los persas le echaron la culpa a los turcos; los flamencos y holandeses se refirieron a ellas como la viruela española; los franceses la llamaron la enfermedad italiana o napolitana; los italianos le echaron la culpa ya sea a los españoles o a los franceses; los portugueses la calificaron como la enfermedad castellana (…), los rusos la consideraron un mal de origen polaco, y los polacos atribuyeron a los alemanes”. Pero, el emperador del Santo Imperio Romano, Maximiliano I, ideó una teoría más elevada. En su edicto de 1945, proclamó que se trataba de un castigo por la blasfemia.

La pregunta no tiene aún su respuesta. Pero nuevas teorías surgen. Y hoy la pregunta es si la epidemia del SIDA pudo ser activada por investigadores de la poliomielitis en las ex colonias belgas en África. ¿Se transmitió el SIDA de monos a seres humanos a través de una vacuna contaminada contra la poliomielitis?

La pregunta no tiene aún su respuesta. Pero nuevas teorías surgen. Y hoy la pregunta es si la epidemia del SIDA pudo ser activada por investigadores de la poliomielitis en las ex colonias belgas en África. ¿Se transmitió el SIDA de monos a seres humanos a través de una vacuna contaminada contra la poliomielitis?

Fines de la década del 50, exactamente febrero de 1959. África. Dos médicos, Arno Motulsky y Jean Candepitte. Realizan una investigación microbiológica de la malaria. Con la ayuda de médicos locales, juntan muestras sanguíneas del personal médico, pacientes en hospitales y del personal oficial de Leopolville. Un cuarto de siglo después, estas muestras de sangre llegan a los Estados Unidos, junto con otras recolectadas en diversas áreas del África. Estas muestras son analizadas para detectar la presencia de anticuerpos al virus que causa el SIDA. Una muestra emerge positiva en todos los análisis: tomada de un hombre africano anónimo. Constituye el espécimen más antiguo en existencia del virus de la inmunodeficiencia adquirida, o VIH. No se sabe qué sucedió con el hombre africano, pero durante las dos décadas desde que se tomó esa muestra de sangre - y antes de 1981, año cero para el SIDA - otros africanos y visitantes europeos que llegan a África se infectarán por HIV-1, la primera cepa identificada del virus. En aquel entonces, los médicos estaban perplejos, pero se tomaron muestras de sangre y, años después, resultaron ser HIV-1 positivas.

Lo inquietante en todos estos casos es que el 87% de las muestras conocidas de HIV-1 tomadas en África desde 1980 o con anterioridad a ese año, provienen de aquellas ciudades donde una vacuna oral contra la polio, o CHAT, fue suministrada a africanos entre 1957 y 1960. Una investigación sugiere que la vacuna estaba contaminada con un virus de inmunodeficiencia de un chimpancé que infectó a los seres humanos iniciándose así a la epidemia.

El escritor y periodista Edward Hooper se dedicó durante los últimos 8 años a investigar la teoría. Hooper manifiesta contar con fundamentos convincentes que apoyan esta teoría. Entre ellos pueden mencionarse:

• Una alta correlación entre el uso de la vacuna entre 1857 y 1960 y los brotes subsecuentes de HIV-1, el principal virus del SIDA.

• El primer caso confirmado de HIV surge de una muestra de tejido aún guardada procedente de Leopoldville, que coincide en tiempo y lugar con un ensayo clínico de envergadura de la vacuna realizado por Wistar Institute de Filadelfia (responsable de los ensayos realizados en África)

• Nadie pudo confirmar un caso de infección por HIV antes de 1957, el año en que comenzaron los ensayos de vacunas.

• El único pariente cercano del HIV es el virus de los simios hallado en los chimpancés comunes que mostraban síntomas de inmunosupresión, sugiriendo que pueden haber estado infectados por SIV.

El Instituto Wistar formó un comité de expertos independientes para que revisara las acusaciones. Este comité respondió que las posibilidades de que la vacuna se viera implicada eran remotas. Uno de los principales argumentos fue la exhibición del caso de un marinero de Manchester, Inglaterra, David Carr, fallecido aparentemente de SIDA en 1959. Según él informa Carr había regresado a Inglaterra a mediados de 1957, antes de que se comenzaran con los ensayos en el Congo. De ahí que la vacuna contra la polio no fue el origen del SIDA. El comunicado de Wistar sostuvo que: "Mientras este hombre viajaba al norte de África desde 1955, había regresado a Inglaterra en la primera mitad de 1957, antes de que se iniciara el ensayo en el Congo."

No obstante, una investigación del diario The Independent, en 1995, reveló que Carr, quien no había viajado al África, no se había infectado con el HIV. Hooper sostiene que esta revelación le restó credibilidad a la teoría de que la vacuna contra la polio nunca pudo haber sido el origen del SIDA.
Sin embargo otros existen otros problemas con la hipótesis de Hooper como, por ejemplo, que la vacuna contra la polio se ingería por vía oral, vía bastante más difícil de transmisión de HIV, aunque no imposible; ciertas objeciones a la teoría por parte de expertos en HIV que creen que la genética del virus indica un pasaje del chimpancé a los humanos algunos años antes de los ensayos de la vacuna en 1957; evidencias de que un segundo tipo de virus del SIDA, HIV-2, fue "naturalmente" transmitido de monos a humanos en varias oportunidades, probablemente a través de la cacería de estos animales; y, por último, en otras partes del mundo donde se usó la vacuna contra la polio, por ejemplo Europa Oriental, no experimentaron una epidemia similar de SIDA.

No pueden negarse los paralelismos entre el SIDA y la polio. En 1959, como ahora, existía una terrible enfermedad globalizada y, a la vez, grandes presiones para obtener la cura. Entonces, como ahora, los científicos no sólo estaban alimentados por intenciones nobles, sino también por razones egoístas que tienen que ver con el prestigio y las potenciales ganancias.
En una operación masiva, aparentemente no supervisada, africanos tomaron parte en los primeros ensayos masivos de CHAT entre febrero y abril de 1958. Se vacunaron en seis semanas 256 mil personas. Mientras tanto, 40 años después y debido a las turbulencias políticas existentes, se han interrumpido en la República Democrática del Congo las campañas de vacunación anti polio. Esta región es nuevamente el bastión de la enfermedad. Y aún hoy existe la incógnita: ¿una vacuna originó el SIDA?

¿Por qué es letal el SIDA?




            Para entender mejor como podemos protegernos del SIDA, necesitamos saber por qué es tan letal. ¿Por qué presenta este virus más dificultades para su tratamiento que los demás?
            De los organismos que producen enfermedades, los virus son los más pequeños, muchos más pequeños que las bacterias. La gripe, la poliomielitis y el resfriado común son enfermedades por diferentes virus. Un vez dentro de una célula, el virus puede matarla o simplemente “dormir” allí hasta que con el tiempo se hace más activo. En el caso del virus del SIDA, pueden pasar cinco (5) años o más, antes que se desarrollen los síntomas.

¿Por qué es tan letal?

            Lo que hace al virus del SIDA tan letal es que ataca e incapacitan células clave, incluyendo cierto tipo de glóbulo blanco de la sangre que el cuerpo produce para ayudar a detener las enfermedades. Estos glóbulos blancos llamados Linfocitos T4, son la principal defensa del cuerpo contra las enfermedades.

            Cuando los linfocitos T4 son incapacitados por el virus del SIDA, no pueden desempeñar sus funciones. De este modo se destruye el sistema inmunológico del organismo. Infecciones que anteriormente no hubiesen representado una amenaza para la vida, como otro virus paracitos, bacterias, hongos y diversos tipos de cáncer, ahora son mortales.

            Puesto que el organismo ya no puede luchar contra esas infecciones, estas van en aumento hasta que la víctima muere. Dichas infecciones reciben el nombre de oportunistas. Se aprovechan de la oportunidad que se les presenta como consecuencia de debilitamiento del sistema inmunológico del organismo. Una persona que padezca de SIDA puede tener varia de esas infecciones al mismo tiempo.
Entre los primero síntomas del SIDA, están: fatiga prologada e inexplicable, hinchazón de glándulas que duran meses, fiebres continuas y sudores nocturnos, diarrea persistente, pérdida inexplicable de peso, lesiones decoloradas en la piel o en las membranas mucosas que no se curan, una tos persistente e inexplicable, una capa gruesa y blanquecina sobre la lengua o en la garganta, facilidad de que aparezcan hematomas y hemorragias sin causa demostrada. Al conjunto de estos primeros síntomas se le suele llamar “complejo” relacionado con el SIDA.

            Cuando el SIDA se hace completamente manifiesto, se desarrollan enfermedades mortales. Entre las más comunes están las infecciones pulmonares causadas por unos gérmenes parásitos denominados Pheumocystis carinil y un cáncer de piel llamado sarcoma de Kaposi, que también afecta órganos internos. Además el virus del SIDA puede afectar al cerebro, causando parálisis, ceguera, demencia y, finalmente, la muerte.

 Un virus persistente

            Existe un factor contribuyente a que el virus del SIDA sea más letal que otros. Tiene mecanismo de supervivencia que otros virus no tienen.

            Por ejemplo: en el hombre. El virus de la gripe sólo puede durar unos días o unas semanas, y estimula la formación de anticuerpos que ayudan a proteger a la víctima de posteriores infecciones por ese virus en particular. Una vez que la epidemia ha seguido su curso, desaparece. La pandemia de  gripe de 1918 solo duró aproximadamente un año. El virus de la fiebre amarilla depende de los mosquitos, pero la cantidad de estos se reduce con los cambios de las estaciones. El de la viruela también puede afectar rápidamente a un sección susceptible de la población y luego desaparece.

            Sin embargo, parece ser que el SIDA es persistente. Probablemente permanece de por vida en el portador humano, y no desaparece por sí solo. La víctima no se recupera del SIDA manifiesto y, por lo tanto, no puede producir el tipo de inmunización que resistirá un ataque recurrente.

            Además el virus del SIDA se ha variado de manera significativa en su composición genética, lo que ha dificultado aún más el desarrollo de una vacuna. Los virus también suelen experimentar pequeñas mutaciones, es decir, cambian algunos de sus rasgos. Por ejemplo, existen muchos tipos diferentes del virus de la gripe y del resfriado. Y en el caso del SIDA, ya se ha identificado un segundo tipo de virus en África y en otros lugares.   

Sidafobia





El síndrome de los “positivos”

            La mala información ha creado más de una tragedia. El padre que mata a su mujer y a su hija en Italia porque cree que tienen Sida es un ejemplo bárbaro. Pero ¿Cómo reaccionas las personas cuyo análisis muestra que tienen en la sangre anticuerpos del virus? Varios millones de personas en todo el mundo están infectadas, pero no han desarrollado la enfermedad; están sanos, aunque puedan trasmitir el virus a otros. ¿Qué sienten?

            “Si los análisis dan positivo, reaccionan de varias maneras: los que están informados correctamente lo hacen sin sobresaltos, con moderación; buscan ayuda y posibles soluciones. Los que no están preparados, que son la mayoría, se obsesionan con el tema y piensan constantemente en las consecuencias futuras. Sus reacciones son de llanto y hundimiento. Se quedan estupefactos y muchos no reaccionan hasta el día siguiente. Algunos piensan en suicidio, pero más tarde cambian de actitud”.

            Aunque se les explica que ser positivo no es sinónimo de enfermedad, las repercusiones emocionales suelen ser importantes. En primer lugar, se da una Sido – Fobia, donde estas personas temen ser rechazados por su allegados si descubren que se tienen el virus; a esto se añade mayor marginación por miedo a contagiar a sus familiares y amigos. En este terreno desciende la actividad sexual e incluso se deja de ir a los lugares cotidianos. Donde se relacionaban o emprendían sus conquistas amorosas.

            También se obsesionan por cuidad su salud, sufren una ansiedad ante cualquier síntoma por diminuto que resulte. En sus cerebros se repite el mensaje tan difundido de que el virus no mata, peri si su cuerpo está débil podría contraer algunas de las enfermedades oportunistas.
            Aunque se les explica que sólo entre un diez y treinta por ciento de portadores contraerán la enfermedad, el positivo del Sida teme a la amenaza de morir, porque la enfermedad es, hoy por hoy, incurable.
            Están indefensos y no pueden abandonar las ideas catastróficas, en principio. “haga lo que haga es igual no depende de mí”, afirman muchos de ellos. Pero la Organización Mundial de la Salud, en su encuentro Alma – Ata, concluyó que sí es posible hacer algo: “El consejo a los portadores de anticuerpos positivos debería incluir información medica adecuada así como apoyo psicológico y social, dirigido a todas las partes implicadas, que son las personas con la enfermedad, aquellas con anticuerpos positivos, sus familiares  y los profesionales de la salud”.  

            En los enfermos de Sida se cumplen las cinco (5) frases psicológicas por las que pasan las personas a las que se les dice que han contraído una enfermedad incurable: “Negación, irritación, negociación, depresión y aceptación”. Los positivos no padecen ninguna enfermedad, por lo tanto esta posibilidad de suicidio sólo puede aplicarse a los enfermos, con síntomas avanzados, que no son capaces de aceptar la realidad.

            Una encuesta del Centro de Promoción de la Salud ya citado ofrece datos reveladores, cuando preguntan a los portadores del virus: ¿Con qué dificultades se han encontrado hasta el momento?, sus respuestas: Inhibiciones y temores personales. Falta de información para hacerse las pruebas. Lo que más le ayudaría es el apoyo psicológico y una asistencia e información adecuadas.
            Sus mayores preocupaciones son: no contagiar a familiares y amigos, ser capaces de superar el problema, llegar a tener Sida, mantener un estado de ánimo adecuado, que cambie sus relaciones con los demás.
            Sus temores son: El derrumbe psicológico, el recazo social, la muerte, desarrollar el Sida, los dolores físicos y la incapacidad física.
            Para la mayoría, esta situación les ha provocado “un fuerte choque emocional inicial, acompañado de ansiedad y angustias intensas, descontrol, depresión… Un aumento de la ingestión de alcohol, hachís y tranquilizantes en un primer momento”. El 83% de los encuestados coinciden en que una vez asumido el problema, disminuyen bruscamente la actividad sexual y aumenta las preocupaciones. Los familiares y amigos reaccionan bien.

¿Qué es el SIDA?



El SIDA es una etapa avanzada de la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Se trata de un retrovirus que ataca las defensas del organismo y altera la capacidad para defenderse de las enfermedades ocasionadas por otros virus, bacterias, parásitos y hongos. El sistema inmunológico agrupa diversos tipos de células, entre otras los glóbulos blancos encargados de luchar contra los agresores externos.

            El Síndrome de Inmuno – Deficiencia Adquirida (SIDA) es una condición grave que afecta la capacidad del organismo humano para combatir infecciones. Se diagnostica que una persona ha contraído Sida cuando esta persona desarrolla una enfermedad que pone en peligro su vida y usualmente no se daría en una persona con la capacidad normal para combatir infecciones. Las dos enfermedades que más amenudo se dan en los que se sufren del SIDA son una infección pulmonar conocida como pulmonía parasitaria (Pneumocystis Carinil) y una forma rara de cáncer conocida como el Sarcoma de Kaposi. Son estas enfermedades, no el nivel de sida en sí, lo que causan la muerte. Hasta la fecha, más de 50% de las personas con SIDA han fallecido.

¿Qué significa la palabra SIDA?

La palabra SIDA se forma con las iniciales de la expresión "Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida."
Síndrome: conjunto de signos y síntomas.
Inmuno: relativo al sistema de defensas.
Deficiencia: disminución.
Adquirida: alude al carácter no congénito.
Es decir que se ha desarrollado el SIDA sólo cuando se presenta un conjunto de signos y síntomas que indican que las defensas están disminuidas porque se contagió el virus. Es posible estar infectado con el VIH, es decir, ser VIH positivo o portador del virus, y todavía no haber desarrollado el SIDA. Desde el momento en que el virus ingresa al cuerpo hasta que aparecen los síntomas puede pasar mucho tiempo, entre 10 y 12 años, período que puede extenderse si se comienza un tratamiento temprano. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que se trata de plazos promedio globales que varían de país en país y se modifican sustancialmente con el propio desarrollo de la epidemia en cada lugar y con la evolución de los tratamientos.

¿Cuál es el agente casual del SIDA?

            Un virus denominado VIH (virus de Inmunodeficiencia Humana), el cual es llamado “virus del SIDA”.
            Los investigadores científicos han descubiertos que la causa del SIDA es un virus llamado HIV (HTLV – III o LAV). Este virus cambia la estructura de la célula atacada.