Millones de personas en todo el mundo son ya portadoras
del virus del síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, Calificado sin ningún sensacionalismo
como la peste del siglo XX. La
epidemia ya no es una cosa de homosexualidad y drogadicción, un castigo divino como lo han querido
presentar en tantas ocasiones equivocadamente.
La peste del siglo
XX (el sida) se ha convertido en un problema político, es además un gran negocio que mueve miles de millones
de dólares. Las multinacionales farmacéuticas lo tienen claro y compiten.
En la calle suceden los primeros de histeria popular,
suicidios, marginación… El origen de este virus no se conoce todavía. Se
especula entre las posibilidades de que haya sido creado en un laboratorio, en
la guerra biológica desatada entre las dos grandes potencias o que tenga un
origen africano de difícil explicación.
Una de estas teorías plantea que el VIH proviene de
la sangre de chimpancés cazados por seres humanos y que se transmitió al hombre
a principios de siglo. Esta teoría, publicada en febrero de 1998 ganó un amplio
consenso entre numerosos científicos.
Hay quienes dicen que Cristóbal Colón es el culpable. Si éste es el
caso, sus marineros quizás hayan llevado del Nuevo Mundo algo más que adornos
de oro y cuentos increíbles. Puede que en sus cuerpo hayan yacidos las semillas
de una plaga.
Pero no todos los investigadores
aceptan esta teoría. Algunos afirman que dicha plaga es casi “tan antigua como el hombre mismo”. Dicen que se encuentran vestigios de ella en
las momias de Egipto. Ciertos escritos antiguos parecen describir los síntomas de ella gráficamente.
Además ellos preguntan: ¿Cómo podían tan pocos marineros haber infectado a
tantas otras personas?
Así, el origen de la plaga es
materia de controversia erudita y, tal vez, siempre sea un misterio. Pero,
queda clara, otra cosa: hacia fines del siglo XV poco después del regreso de
Colón apareció repentinamente una
plaga en Europa y se expandió como el
fuego en un bosque. Miles, quizás millones de personas murieron. Además, en
medio del pánico resultante, víctimas de la plaga fueron desterradas, puestos
en cuarentenas, ahorcadas y hasta ahogadas.
No es de sorprender que las naciones
angustiadas se hayan turnado en echar la culpa, las unas a las otras. Dicen el
escritor Louis Lasagna: “Los ingleses y
los turcos la llamaron la enfermedad francesa; los persas le echaron la culpa a
los turcos; los flamencos y holandeses se refirieron a ellas como la viruela
española; los franceses la llamaron la enfermedad italiana o napolitana; los
italianos le echaron la culpa ya sea a los españoles o a los franceses; los
portugueses la calificaron como la enfermedad castellana (…), los rusos la
consideraron un mal de origen polaco, y los polacos atribuyeron a los alemanes”.
Pero, el emperador del Santo Imperio Romano, Maximiliano I, ideó una teoría
más elevada. En su edicto de 1945, proclamó que se trataba de un castigo por la
blasfemia.
La pregunta no tiene aún su respuesta. Pero nuevas
teorías surgen. Y hoy la pregunta es si la epidemia del SIDA pudo ser activada
por investigadores de la poliomielitis en las ex colonias belgas en África. ¿Se
transmitió el SIDA de monos a seres humanos a través de una vacuna contaminada
contra la poliomielitis?
La pregunta no tiene aún su respuesta. Pero nuevas
teorías surgen. Y hoy la pregunta es si la epidemia del SIDA pudo ser activada
por investigadores de la poliomielitis en las ex colonias belgas en África. ¿Se
transmitió el SIDA de monos a seres humanos a través de una vacuna contaminada
contra la poliomielitis?
Fines de la década del 50, exactamente febrero de
1959. África. Dos médicos, Arno Motulsky y Jean Candepitte. Realizan una
investigación microbiológica de la malaria. Con la ayuda de médicos locales,
juntan muestras sanguíneas del personal médico, pacientes en hospitales y del
personal oficial de Leopolville. Un cuarto de siglo después, estas muestras de
sangre llegan a los Estados Unidos, junto con otras recolectadas en diversas
áreas del África. Estas muestras son analizadas para detectar la presencia de
anticuerpos al virus que causa el SIDA. Una muestra emerge positiva en todos
los análisis: tomada de un hombre africano anónimo. Constituye el espécimen más
antiguo en existencia del virus de la inmunodeficiencia adquirida, o VIH. No se
sabe qué sucedió con el hombre africano, pero durante las dos décadas desde que
se tomó esa muestra de sangre - y antes de 1981, año cero para el SIDA - otros
africanos y visitantes europeos que llegan a África se infectarán por HIV-1, la
primera cepa identificada del virus. En aquel entonces, los médicos estaban
perplejos, pero se tomaron muestras de sangre y, años después, resultaron ser
HIV-1 positivas.
Lo inquietante en todos estos casos es que el 87% de
las muestras conocidas de HIV-1 tomadas en África desde 1980 o con anterioridad
a ese año, provienen de aquellas ciudades donde una vacuna oral contra la
polio, o CHAT, fue suministrada a africanos entre 1957 y 1960. Una
investigación sugiere que la vacuna estaba contaminada con un virus de
inmunodeficiencia de un chimpancé que infectó a los seres humanos iniciándose
así a la epidemia.
El escritor y periodista Edward Hooper se dedicó
durante los últimos 8 años a investigar la teoría. Hooper manifiesta contar con
fundamentos convincentes que apoyan esta teoría. Entre ellos pueden
mencionarse:
• Una alta correlación entre el uso de la vacuna
entre 1857 y 1960 y los brotes subsecuentes de HIV-1, el principal virus del
SIDA.
• El primer caso confirmado de HIV surge de una
muestra de tejido aún guardada procedente de Leopoldville, que coincide en tiempo
y lugar con un ensayo clínico de envergadura de la vacuna realizado por Wistar
Institute de Filadelfia (responsable de los ensayos realizados en África)
• Nadie pudo confirmar un caso de infección por HIV
antes de 1957, el año en que comenzaron los ensayos de vacunas.
• El único pariente cercano del HIV es el virus de
los simios hallado en los chimpancés comunes que mostraban síntomas de
inmunosupresión, sugiriendo que pueden haber estado infectados por SIV.
El Instituto Wistar formó un comité de expertos
independientes para que revisara las acusaciones. Este comité respondió que las
posibilidades de que la vacuna se viera implicada eran remotas. Uno de los
principales argumentos fue la exhibición del caso de un marinero de Manchester,
Inglaterra, David Carr, fallecido aparentemente de SIDA en 1959. Según él
informa Carr había regresado a Inglaterra a mediados de 1957, antes de que se
comenzaran con los ensayos en el Congo. De ahí que la vacuna contra la polio no
fue el origen del SIDA. El comunicado de Wistar sostuvo que: "Mientras
este hombre viajaba al norte de África desde 1955, había regresado a Inglaterra
en la primera mitad de 1957, antes de que se iniciara el ensayo en el
Congo."
No obstante, una investigación del diario The
Independent, en 1995, reveló que Carr, quien no había viajado al África, no se
había infectado con el HIV. Hooper sostiene que esta revelación le restó
credibilidad a la teoría de que la vacuna contra la polio nunca pudo haber sido
el origen del SIDA.
Sin embargo otros existen otros problemas con la
hipótesis de Hooper como, por ejemplo, que la vacuna contra la polio se ingería
por vía oral, vía bastante más difícil de transmisión de HIV, aunque no
imposible; ciertas objeciones a la teoría por parte de expertos en HIV que creen
que la genética del virus indica un pasaje del chimpancé a los humanos algunos
años antes de los ensayos de la vacuna en 1957; evidencias de que un segundo
tipo de virus del SIDA, HIV-2, fue "naturalmente" transmitido de
monos a humanos en varias oportunidades, probablemente a través de la cacería
de estos animales; y, por último, en otras partes del mundo donde se usó la
vacuna contra la polio, por ejemplo Europa Oriental, no experimentaron una
epidemia similar de SIDA.
No pueden negarse los paralelismos entre el SIDA y
la polio. En 1959, como ahora, existía una terrible enfermedad globalizada y, a
la vez, grandes presiones para obtener la cura. Entonces, como ahora, los
científicos no sólo estaban alimentados por intenciones nobles, sino también
por razones egoístas que tienen que ver con el prestigio y las potenciales
ganancias.
En una operación masiva, aparentemente no
supervisada, africanos tomaron parte en los primeros ensayos masivos de CHAT
entre febrero y abril de 1958. Se vacunaron en seis semanas 256 mil personas.
Mientras tanto, 40 años después y debido a las turbulencias políticas
existentes, se han interrumpido en la República Democrática del Congo las
campañas de vacunación anti polio. Esta región es nuevamente el bastión de la
enfermedad. Y aún hoy existe la incógnita: ¿una vacuna originó el SIDA?